Estrategias para poner en orden nuestras finanzas y ahorrarnos la ansiedad

Deuda. Podríamos decir que esta es una de las palabras de la época. A medida que el sistema económico ha crecido y productos como las tarjetas de crédito han ingresado a nuestras vidas como parte de una estrategia de dominio a nuestras finanzas, y bajo una etiqueta de oportunidad  para ampliar nuestras posibilidades de adquisición, que sin ayuda de un banco serían casi imposibles de lograr, como, por ejemplo, tener una casa,  limitando así las posibilidades de costear un estilo de vida estable y con libertad financiera.  

De acuerdo con un estudio de Northwestern Mutual, cerca del 28% de los millennials experimentan ansiedad financiera al punto de impactar su rendimiento laboral, y es que  las principales preocupaciones de esta generación están oscilando entre la pérdida de empleo y la falta de ingresos y ahorros. 

La llegada de la pandemia significó un golpe duro para la economía mundial en general, según datos del DANE, Colombia se ubicó en 15,9% en 2020, lo que significa un aumento de 5,4 puntos porcentuales más frente al 10,5 % de 2019. De esta cifra un alto porcentaje pertenece a los jóvenes, quienes han sido una población altamente impactada por esta crisis mundial, pues resulta obvio que ante momentos de crisis e incertidumbre las personas con menos experiencia pierdan su trabajo.  

Por otro lado, si miramos las estadísticas, los jóvenes cada vez se endeudan más; los intereses de los préstamos estudiantiles en países como Estados Unidos endeudan a los jóvenes una gran parte de su vida. Según Vox, 4 de cada 10 estadounidenses tienen aún su deuda estudiantil,  lo que no solo implica inestabilidad económica, sino menos posibilidad de pensionarse en un futuro. 

A pesar de los avances tecnológicos y la entrada de nuevas profesiones al mercado laboral, que deberían mejorar al día de hoy el desempleo en los jóvenes, estos aún reciben salarios que no se ajustan a la realidad de sus egresos, pues se le sigue pagando bajo a los profesionales que cada año se endeudan más por la falta de solvencia económica. Este es el caso de la mayoría de los jóvenes promedio en Latinoamérica y Estados Unidos. 

Lo cierto es que el costo de  vida  es cada vez más alto, y la ansiedad por el incremento de los índices de desempleo y la canasta familiar preocupa cada vez más a la población adulta, y es que anteriormente se pensaba, se quería y se podía, pero ahora  es precisamente por esta razón que muchos jóvenes han optado por no comprar casa, ni construir familias pues los intereses son cada vez más altos y la capacidad de endeudamiento más baja.

El incremento de la esperanza de vida y del desempleo en el mundo, han alimentado el estrés y la incertidumbre de muchos de nosotros. Y es que el estrés no surge de la nada, las cartas están sobre la mesa y en ella podemos ver la dificultad de construir una vida digna, solvente y sin deudas. Con esto es común que los adultos sientan estrés y ansiedad, pues estamos ante un panorama incierto que entendemos como peligroso.  

Hay que resaltar que llevamos un largo tiempo pasando por malas rachas, y estamos en un punto donde hemos normalizado este tipo de reacciones de estrés y ansiedad en nuestro día a día, sin embargo, depende de nosotros estabilizar nuestro cuerpo y nuestra mente para evitar temas de estrés crítico que en un futuro podría llegar a afectar nuestra salud, específicamente con relación al dinero y las finanzas personales.

En este sentido, lo importante dentro de este marco es que nos encarguemos de solucionar nuestra situación financiera a partir de estrategias que nos permitan estabilizar nuestra calidad de vida, y así mismo aprender desde la asertividad a utilizar los sentimientos como ruta para alcanzar nuevas metas financieras.   

En este orden de ideas, realizar planes de pago, aprender a tener una organización y entendimiento de nuestros ingresos y egresos, así mismo cómo utilizar aplicaciones para organizar esta información, son algunas de las posibles estrategias para poner en orden nuestra vida financiera y así evitar caer en las dinámicas de estrés y ansiedad en relación con nuestra economía.